El mes pasado me se ocurrió enviar un pequeño relato a una web en la cual valoras y corriges, y te corrigen, otros relatos. Hubo una mexicana que no dejó títere con cabeza en mi propuesta. Hasta se atrevió a enseñarme que cuando uno se quema un pie, este duele, no pica, ¡Manda huevos! Como si no hubiera, por desgracia, sufrido las consecuencias del abrasamiento en mi pie derecho.
Y a propósito de un post precedente dirigido al director de El Periódico. En la misma hoja, escribió una mujer llamada Trigo de apellido. Y me vino a la cabeza que la segunda clasificada en Historias del Café del año pasado era ella. Es una cazapremios nata pues ha ganado un montón; el último de 1200€ en Ávila, creo. Y otro de 1.000.000 de pelas. "La mujer se le clavó en el alma y la bala en la sien" Más o menos con esas palabras. Bueno pues el padre de esta mujer, chica lo fue, como yo joven, también era un asiduo de las cartas al director en el diario y coincidíamos a menudo pues éramos articulistas sin remuneración. Con posterioridad, me acojoné de las cartas enviadas, por su contenido -era la época de la guerra de Irak-, y dejé de escribir. Aunque creo que por aquel entonces me aficione al blog -Terra y El País- y allí soltaba mis deposiciones y diatribas. Qué pequeño es el mundo, mientras unos van como una bala, otros hacia atrás como el cangrejo.
¿Y de qué iba este rollo? ¡Ah sí! Pues a pesar de mis limitaciones hay otro impedimento todavía mayor para no ganar un premio: la edad. Las editoriales convocan premios con el fin de obtener beneficios de las novelas o escritos premiados. Un tío de mi edad, no es rentable por razones obvias. Hasta rechazan obras de gente que ya ha palmado; los quieren vivos y jóvenes para rentabilizar la inversión a largo plazo. Hasta te piden fotocopia del DNI para que no se les cuele algún vejestorio en la final. Todavía existe otro impedimento mayor que el ganar un premio: El cabrón de Montoro te quita la pensión si ganas alguna perra escribiendo. Escritores hay que han tenido problemas con Hacienda por esta circunstancia y otros que han dejado de escribir por ese motivo.
Por todo cuanto antecede, hago el firme propósito de no participar nunca en los Planeta, Nadal, Nobel, Cervantes y otras historias. Solo en los que, como mucho, te editen el relato en una recopilación de participantes y no persigan que encima les compremos el libro. Que listos, haberlos haylos y mucho/s. Y algunos jetas.
PD.- El escritor Miguel Delibes escribió un libro culterano y pedante del cual aborreció posteriormente. Se planteó la disyuntiva de escribir de esa forma o ¿porqué no escribo como hablo?
El día que nos conocimos
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