Vuelve la nostalgia a hombros del fuego de las hogueras de san Antón. Tantas cosas ha destrozado la vida.... esta una de ellas. Aquellas imágenes bucólicas ligadas a este día y la competición que librábamos los escolares para lograr que la hoguera de nuestro barrio fuera la más grande, han quedado para la posteridad y el recuerdo, ni una imagen, ni una pequeña hoguera que llevarnos a la memoria o a las manos pues ahora hasta está prohibido hacer fuego en el monte so pena de multazo. Mi subconsciente ha quedado atrapado en aquellos años y por las noches, me martiriza con sueños ligados a aquel tiempo; unos deleznables, otros amables, la mayoría absurdos. Esta noche pasada, me ha tocado uno amable, no se a raíz de que pero ojalá se repita.
En compensación, y en honor del santo y de todos los que me precedieron, dejaré una imagen ardiente de mi barbacoa.