Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

sábado, 27 de febrero de 2016

COMO VIVI EL 23-F

Cuando el juicio a los sindicalistas del proceso 1001/72, yo acababa de incorporarme a la industria siderometalúrgica por lo que mi concienciación sindical no era en absoluto tal. Si que conocía el caso mas no participaba de la lucha que otros obreros sin duda practicaban. Así, recuerdo que la mañana en la cual el almirante Carrero subió a los cielos, 20/12/1973, era fría y con niebla. La radio y la tele dieron la noticia y lógicamente un escalofrío recorrió el espinazo de los más concienciados y en general de todos los obreros. La libertad, a secas, estaba totalmente coartada y reprimida y la libertad de información y prensa, no existía. Se escribía y radiaba, lo que el régimen franquista ordenaba. Se temió por los sindicalistas juzgados, sospechando que la extrema derecha, sin control de ningún tipo, los asesinara  tal y como hizo con los abogados de Atocha años más tarde. En 1977.

Algo más concienciado y comprometido con mi situación de asalariado, el 23-F nos hizo a muchos pensar en la vuelta a los tiempos del terror. En cuanto se conoció el asalto del guardia civil Tejero al Congreso, se destruyó mucha documentación que si en si misma era inocua, para las mentes enfermizas y represoras del ya extinto régimen (qué iluso, si todavía persiste) de haber triunfado el golpe de estado, hubiera significado material ingente para continuar la represión y las sacas. Hubo en aquellos primeros años de ilusión, afiliación masiva a los sindicatos. Aquellos ficheros en manos fascistas, habrían decapitado con razón o sin ella muchas trayectorias y puede que alguna vida.

Personalmente marché de casa con mis hijas a destruir papeles y quizá alguna revista. Nunca fui militante de nada, pero si asumí mi papel como obrero, y como muchos miles, me afilie a un sindicato que cuando llegó la hora de la desilusión, desapareció. Ya se encargaron de ello los demócratas socialistas y comunistas junto con sus correas de transmisión UGT y CC.OO. Reconozco que nunca me enfrenté directamente a los grises, pero no se me olvidará una tarde que había bajado al centro con mi hija mayor ¿dos o tres años? y dentro del pasaje donde se ubicaba el Teatro Argensola, de pronto comenzaron unas galopadas de gente que andaba manifestándose y enfrentada a los grises. Aquel día, me la tragué. Y con mi hija sin poder protegerla. No, no amé a los grises ni a sus sucesores.

Toda la tarde noche escuchando la SER mientras el rey, ese individuo al que tantos defendimos, jugaba a ganar el golpe hasta que Tejero, harto de que le mintieran, impidió al general Armada acceder a los diputados y con ello hizo fracasar el golpe. Cuando a las dos de la mañana el rey salió por televisión ordenando a los tenientes generales replegarse a sus cuarteles, los españoles ajenos al tinglado, respiramos tranquilos y nos fuimos a la cama.

¡Cuántos años permanecimos engañados! Hasta Gutiérrez Mellado debía estar en el ajo a pesar del arrojo demostrado enfrentándose a Tejero. Y el indeseable y mentiroso señor X Gas natural, Felipe Gonzáles, dispuesto a participar en un gobierno surgido de un golpe de estado. Sí, fuimos engañados pero no escarmentamos. Seguimos manteniendo en el poder a los herederos del franquismo, con sus mismas ideas, y a los socioslistos que se han forrado en tanto los trabajadores vemos como cada vez más, disminuye el poder adquisitivo de nuestros salarios y pensiones, en tanto esos delincuentes son muy bien recibidos en los bancos suizos y en general, en todos los paraisos fiscales.