Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

lunes, 9 de mayo de 2016

ICH BIN KRANKE

Ayer por la tarde, me puse malo. Ignoro si la causa fue la comida o algún virus cabrón que me hizo la pascua. Las consecuencias fueron las mismas. Devolví lo indecible hasta tal punto que a las diez de la noche llamé a urgencias para que me ayudaran con las náuseas. No he pegado un ojo en toda la noche por el malestar y acojonado por si volvían los vómitos. Hoy estoy a base de suero, no estoy muy boyante que digamos y a consecuencia del suero, a visitar el wáter cada dos por tres. Espero que esta noche sea más tranquila y benigna.