Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

viernes, 15 de julio de 2016

LOS "SANTOS" EVANGELIOS

Como todo ser viviente, solo tengo dudas en lugar de alguna certeza. Igual me ocurre con la religión, diría más: si no creo en la católica, que es la verdadera, difícilmente lo voy a hacer con cualquier otra. En el caso de la religión cristiana, hay que repasar de donde procede: es judía. Un pueblo fanático donde los haya que se ha creído el ombligo del mundo, teniendo por mundo al universo entero.

Quienes nos educamos en la época dictatorial y más aún, en los pueblos donde era imposible tener una visión amplia del tema religioso, fuimos felices en nuestra ignorancia pues siempre que no tienes dos cosas para comparar, desconoces si existe una opción mejor. Íbamos a besar la mano al Cura, a cumplir con parroquia, y todos los requisitos intermedios. Ya con edad, cantábamos con énfasis y la mejor de las intenciones la misa, en latín, en los días de grandes celebraciones, ajenos al paulatino ateísmo más o menos creciente  de la sociedad en las ciudades.

Todo eso cambió con el éxodo de los 50 y 60 a las grandes urbes. El descreimiento caminó parejo al nacimiento a la nueva realidad; al individualismo que te empujaba la sociedad cuando no la soledad para seguir adelante. La constatación de la hipocresía y falta de caridad de la jerarquía católica, hicieron el resto. Ahora nos dicen que del IRPF obtenido en la renta, solo entregan el 2% a Cáritas. Cómo sino podía tener el gran inquisidor cardenal Rouco un apartamento en la Castellana digno de cualquier banquero, o político, de renombre.

Por eso los evangelios, transcritos en anteriores posts, no es que arrojen luz a una mente descreída como la mía, todo lo contrario. Que unas personas, de oídas, muchos años después, en ocasiones cientos, pretendan hacernos creer cosas que escribieron intentando lucirse y deslumbrar a gentes proclives a ello, la verdad es que por muy buena voluntad que uno intente ponerle, difícilmente resulta asimilable, salvo que se olvide de toda racionalidad.

He consultado los Evangelios Apócrifos, defenestrados por la iglesia católica, y alguno de ellos parecen escritos por alguien que se ha chutado varios cócteles de farlopa. Que si Pilatos se lamentaba ante Herodes por la muerte de Jesús; que si Herodes se lamentaba ante Pilatos de lo mismo. Que si crucificaron a Judas en lugar de Jesús.... y hasta es posible fuera verdad pues, si era el Hijo de Dios ¿no cabía esa posibilidad?

Y todo ello basado en las creencias de un pueblo que se ha tenido por elegido de Dios y ha condenado al resto de seres humanos como impíos, impuros e indignos. Como si todo el Universo con toda su incomprensible e inconmensurable inmensidad girara en torno a ellos. Han debido de mirar pocas veces fuera de su ombligo, donde la Tierra queda ignorada en el Cosmos desconocido y el hombre no significa nada respecto de su propio planeta.

A pesar de todo ¡cómo me gustaría que fuese verdad, y creérmelo!