Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

viernes, 29 de julio de 2016

AMANTES

Disponiendo de tiempo, cada vez menos, decido hacer memoria y un pequeño repaso sobre l@s amantes que en mi vida han sido. Siendo más exacto, de mis amores frustrados pues amantes, solo conozco a los de Teruel.

La primera, se llamaba Curra y fue mi compañía y quitamiedos nocturnos. Todavía recuerdo su ronroneo apretujada contra mi pecho en las frías y largas noches de invierno. Mi madre siempre estaba al acecho y la perseguía a escobazos pero siempre volvíamos a las andadas.  Me temo que ese era un interés no confesable, de mi madre, pues siempre ha mirado con malos ojos a mis amores, aunque fueran imposibles. Todos los días, Curra, estaba dispuesta a venir a la cama conmigo sin exigir nada a cambio.

Otra u otro, fue la propensión al terror nocturno que aunque careciendo de sexo, era implacable y retorcido. Esta mañana, al pasar por las escaleras que daban acceso al granero, he recordado las noches pasadas fuera de la cama sentado en ellas. No se como no me congelé alguna vez o al menos no agarré una pulmonía. Quizá aquellas tardes horribles, con unos dolores de piernas que me paralizaban, fueran frutos de aquellos desvelos en noches de insomnio. Ahora ya duermo solo en casa sin que los fantasmas me inquieten.

El maestro, era la quimera del día. Nunca me simpatizó demasiado por su autoritarismo y violencia contra los alumnos. Anoche, en la tertulia a la fresca tras la cena, salió a colación el malhadado coto escolar que tantos trabajos y disgustos nos costó a los escolares y a los padres. Una contertulia sabía quién fue el sinvergüenza ladrón que se embolsó los dineros de los árboles cuando los cortaron. No quiso decir el nombre del chorizo, pero hay que ser poco avisado para descartar del latrocinio a quien en ese momento cortaba el bacalao en el pueblo; y más contando con que para disimular colocaron algún columpio. Una minucia pues la pasta se la quedó él. (Me hubiera gustado haberle preguntado al maestro por este asunto, pero marchó del pueblo y no sé si contarían con su apoyo para la prestidigitación). Por cierto, uno de sus hijos, es fiscal en Barcelona y lleva el caso de uno de los hijos de Pujol. Les fue muy bien, en cambio los destripaterrones de sus alumnos, parias de la sociedad.

Y fue en esa época cuando la chica de la mochila azul me hizo perder el oremus. Me pasó como a Sabina, la amé con sarampión infantil y la olvidé sin darme cuenta. Nunca tuve cojones, bueno en aquellos años gargantillas, para decirle que la amaba aunque ella lo sabía (y todo quisque). Otro elemento seis o siete años mayor, la llevó al pajar y al altar. Hoy, ha ensanchado sus dominios personales sin conocimiento.

Con la siguiente, la cosa ya fue grave. Era del pueblo del tío Julio y al menos estuve una semana sin comer. Enamorao como un becerro (¿se  enamoran los becerros?). Mucho tiempo detrás de ella, tuvo su oportunidad y no supo aprovecharla. Cuando quiso darse cuenta, la pelirroja catalana ocupó su lugar en mi mente y en otras partes. Fue la que despertó en mi la pasión y el deseo. No dejó huella, pero siempre la recordaré con simpatía, aunque decía que ella lo que quería era ser puta en Barcelona. ¡Y voto a bríos que si se le metió en la cabeza lo haría!

Y como veo que esto se puede alargar demasiado pues las cucurbitáceas cosechadas fueron in crescendo con el tiempo, mejor será dejar reposar la mente ya que otras divisiones fueron licenciadas tiempo ha. Y como dicen las telenovelas americanas: To be continued.