Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

domingo, 28 de agosto de 2016

PENA DE MUERTE

Para todos los delitos políticos de corrupción: legislar contra la mayoría de la población condenándola al hambre, la exclusión y la miseria. Robar, en el más amplio sentido del término, al estado teniendo en cuenta que el Estado, en contra de lo que opinaba aquel rey francés, no son ellos -descastados de la abogacía del estado incluida- sino los contribuyentes. Prostituirse tanto física como espiritualmente, políticamente, degradando a la persona y a la sociedad a la que dicen servir(se); no incluid@s quienes se ven obligad@s por medio de la violencia a ejercer la prostitución en contra de su voluntad o a quienes ejerciendo una "labor social" lo hacen voluntariamente. Para quienes han permitido y propugnado la privatización de los bienes comunes, léase empresas estatales, amparando que oligopolios extraños al bien común, requisen esos bienes y luego exploten a la ciudadanía a través de su disfrute, imprescindible por otra parte. Y si por algún motivo u olvido, alguien se me ha escapado, cualquiera podrá añadir a los delincuentes que merezcan garrote vil por explotar a la ciudadanía; políticos, banqueros, CORRUPTORES y aristócratas de todo pelaje, o algunos venidos a más tras ser voceros de los anteriores en los telediarios.

PD.- Devolución previa, confiscación más bien, de todos sus bienes conocidos u ocultos, en paraísos fiscales o en letras del tesoro.