Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

martes, 6 de septiembre de 2016

ALGUIEN QUE ME ESCRIBA. I NEED YOU

El anterior post ATRÉVETE, TÚ PUEDES, no es más que un grito de impotencia, un querer y no poder. Me aficioné a mandar relatos y cuentos chinos a diversos concursos literarios y ya estoy escarmentado, no paso ni la primera criba. Soy un zoquete iletrado.

Por partes. Reconozco humildemente -¿acaso puede reconocerse un fracaso, lleno de soberbia?-, que lo mío no es la creación artístico/literaria pero lo que no reconocerán, con humildad, los convocantes es el deseo de que a su concurso acudan o participen todos los números uno de los superventas aunque sean unos pelmas insufribles. Una maldad: oyendo declamar a Rafael Alberti, me entraban unos deseos irrefrenables de retorcerle el cuello. ¡Qué majadería ese tono tan cansino y demodé! Hay convocatorias de lo más variopintas y curiosas. Hasta loas a la virgen del Rebollar de cualquier punto de la geografía española.

De todos los relatos premiados y que haya tenido la curiosidad de leerlos, hasta de ahora no le reconocí al ganador el merecimiento otorgado. El del año pasado del concurso de marras, sí, se lo merece sin duda; le ha puesto ingenio y supongo que ser residente o natural del lugar donde se supone radican los protas también ayuda.

Ahora, ese mismo establecimiento hostelero convoca un nuevo premio, el tercero. Han puesto el listón tan alto que, aunque en lugar de tomarme un café o dos, me echara al coleto media botella de fino mezclada con manzanilla, perdería el pudor y me animaría a participar. El café ha logrado la colaboración de un escritor consagrado, habitual en el periódico digital Infolibre, Luis García Montero y eso ya son palabras mayores.

Lo dicho, necesito a alguien que me escriba. Aunque sea un negro. O negra, no discrimino no sea que me acusen de sexista.