Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

jueves, 10 de noviembre de 2016

MALOS (T)RATOS

Tengo un grave problema de conciencia respecto de mis vecinos. A primeros de año, tras discusiones en las que solo se oía a la mujer y al hombre más o menos como a Gila cuando hablaba con la suya, debieron de estar unos meses separados, divorciados o tú en tu casa y yo en la nuestra. Al menos eso pude observar y también me comentó otra vecina, la que vive al otro lado de ellos y que tuvieron juicios por cosas que hicieron en el jardín y estos se los hicieron quitar.

Respecto de esto último, la gente tenemos una cortedad de miras que pasma. Aunque de palabra es fácil de explicar, aquí no tanto. Los unos ya habían hecho reformas en su jardín, los otros quisieron hacer lo propio en el suyo y los primeros se negaron. Tú puta y tú más, ahí comenzó todo. Si el tontolaba del primer vecino que hizo reformas, no hubiera dicho nada, se habría librado de tener los juicios y desmontar cuantos añadidos hizo para cubrir la terraza.

Bueno a lo que iba. Ya lo escuché esta primavera-verano tras la reconciliación. Una noche, la mujer se quejaba no se si amargamente, pero se quejaba y de qué forma, no dejaba de exhalar ayes; hasta el hombre, se ve que de la fatiga, también se quejaba, la mujer debía devolver los golpes a lo que parece.

Esta noche pasada han vuelto a las andadas y como por el día de vez en cuando siguen con las broncas, he pensado que el hombre la estaba maltratando ya que la mujer estuvo un rato emitiendo lamentos que me han preocupado. Siempre aprovecha el marido cuando el hijo mayor está ausente, para maltratar a la mujer. Tentado he estado de llamar al 016, no sé que me ha detenido. Pero esta mañana he visto un coche patrulla de la guardia civil y no lo he podido resistir.

Les he echado el alto y tras una breve conversación explicándoles la situación, han aducido que les llamaban de una emergencia y que si se repetía el suceso acudiera al cuartel a poner la correspondiente denuncia. Y tengo para mí que cuando marchaban, iban descojonándose según he visto por el retrovisor. ¡¡Qué falta de profesionalidad!! Y luego nos piden que denunciemos. Por mí, puede matar todas las noches el marido a la mujer o viceversa, no pienso decir ni pio.