Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

sábado, 12 de noviembre de 2016

POR QUÉ NO GANARÉ NUNCA UN PREMIO (LITERARIO)

Reconocida mi falta de capacidad para la fabulación y con un léxico pobre y falto de recursos sin hablar de aquello que antaño nos enseñaron y que el humorista señalaba como falta de taxis ¿qué se puede esperar de un más que torpe aficionado? Analogía, sintaxis, prosodia y ortografía. Eso nos enseñaba el maestro en la escuela y en este momento de lo único que tengo noción sobre su significado es la hortografía. Me prezio de no meter la pata demasiado en ella.

El mes pasado me se ocurrió enviar un pequeño relato a una web en la cual valoras y corriges, y te corrigen, otros relatos. Hubo una mexicana que no dejó títere con cabeza en mi propuesta. Hasta se atrevió a enseñarme que cuando uno se quema un pie, este duele, no pica, ¡Manda huevos! Como si no hubiera, por desgracia, sufrido las consecuencias del abrasamiento en mi pie derecho.

Y a propósito de un post precedente dirigido al director de El Periódico. En la misma hoja, escribió una mujer llamada Trigo de apellido. Y me vino a la cabeza que la segunda clasificada en Historias del Café del año pasado era ella. Es una cazapremios nata pues ha ganado un montón; el último de 1200€ en Ávila, creo. Y otro de 1.000.000 de pelas. "La mujer se le clavó en el alma y la bala en la sien" Más o menos con esas palabras. Bueno pues el padre de esta mujer, chica lo fue, como yo joven, también era un asiduo de las cartas al director en el diario y coincidíamos a menudo pues éramos articulistas sin remuneración. Con posterioridad, me acojoné de las cartas enviadas, por su contenido -era la época de la guerra de Irak-, y dejé de escribir. Aunque creo que por aquel entonces me aficione al blog -Terra y El País- y allí soltaba mis deposiciones y diatribas.  Qué pequeño es el mundo, mientras unos van como una bala, otros hacia atrás como el cangrejo.

¿Y de qué iba este rollo? ¡Ah sí! Pues a pesar de mis limitaciones  hay otro impedimento todavía mayor para no ganar un premio: la edad. Las editoriales convocan premios con el fin de obtener beneficios de las novelas o escritos premiados. Un tío de mi edad, no es rentable por razones obvias. Hasta rechazan obras de gente que ya ha palmado; los quieren vivos y jóvenes para rentabilizar la inversión a largo plazo. Hasta te piden fotocopia del DNI para que no se les cuele algún vejestorio en la final. Todavía existe otro impedimento mayor que el ganar un premio: El cabrón de Montoro te quita la pensión si ganas alguna perra escribiendo. Escritores hay que han tenido problemas con Hacienda por esta circunstancia y otros que han dejado de escribir por ese motivo.

Por todo cuanto antecede, hago el firme propósito de no participar nunca en los Planeta, Nadal, Nobel, Cervantes y otras historias. Solo en los que, como mucho, te editen el relato en una recopilación de participantes y no persigan que encima les compremos el libro. Que listos, haberlos haylos y mucho/s. Y algunos jetas.

PD.- El escritor Miguel Delibes escribió un libro culterano y pedante del cual aborreció posteriormente. Se planteó la disyuntiva de escribir de esa forma o ¿porqué no escribo como hablo?


El día que nos conocimos