En esta pira, adoptamos el rol que nos gusta en cada momento y según el estado de ánimo en que nos encontramos. Podemos ser el amante más ardiente o el témpano de hielo contra el cual se estrellan nuestros ardores o los ajenos. Esto en el plano físico/sentimental. Que no es ni de lejos el único aunque yo me refiera a él con preferencia. En todo caso, siempre buscaremos ese punto que vaya con nuestra mutante personalidad.
No es porque lo haya leído, que también, pero
hace tiempo me di cuenta de que te puedes sentir enamorado de todas las
mujeres, en mi caso, que se crucen por tu pantalla. Y eso es muy sencillo:
Tod@s o la inmensa mayoría que por estos lares pululamos, sin quererlo o darnos
cuenta, estamos buscando algo y también, sin quizá pretenderlo, lanzamos un SOS
que puede o no ser recogido por otr@ navegante con las mismas o parecidas
necesidades, ansias o pretensiones. Y delante de la pantalla del ordenador,
somos aventurer@s sin freno, quijotes o sanchos según se tercie, idealizando a
nuestra particular Aldonza, doña Inés, Dulcinea o don Juan, Diego o Romeo. Solo
necesitamos encontrarla para darle vida virtual y mitificarla, aún a sabiendas,
de que no es más que una holografía en el éter, intangible y por tanto, irreal.
Porque ¿seríamos capaces de decir las más sublimes tonterías o enormes
gamberradas delante de la persona de carne y hueso presente en la otra parte de
la red? Evidentemente no. ¿Seríamos capaces de sentirnos enamorados de alguien
aún sin haberl@ visto? ¿Por qué añoramos y sentimos desazón de alguien, a quien
sabemos perdido antes de encontrarlo, solo con saber que está ahí?
Evidentemente, sí. ¿Nos podemos explicar a nosotros mismos esa batalla interna
entre la razón y la locura? Somos, (habrá quien lo negará aduciendo que está
más fino y templado que la prima de un violín), como un misil en busca de un
objetivo. Ciego, no le importará a quien destruye o contra quien se inmola con
tal de alcanzar su objetivo. Si es necesario, destruirá a quien lo lanzó. Eso
solo lo puede producir este medio perverso o electrizante, según se mire.
Quien diga que no están es su ánimo alguna de
esas inquietudes espirituales o de cualquier otra índole, no es que engañe a
los demás, que tampoco tendría demasiada importancia: se está engañando a sí mism@.
Siempre hay una inquietud o un hecho real que lo
motiva: soledad, desamor, desengaños...... Depende de cual sea nuestro status
en ese momento, desarrollaremos nuestro particular rol en el enredo. Sin
olvidar una cosa: en el juego, la banca siempre gana. Esa es la kabronada.
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