Es tanto lo que ignoro, que prefiero seguir siendo un ignorante, antes que un infeliz consciente de ello.
Todo esto de los narradores ha sido nuevo para mí hasta caer en la web de Literautas. He sido y soy autodidacta cayendo en lo naïf. Me aficioné a escribir -mejor llenar folios- cuando trabajando por la noche debía mantener despierta la mente pues los ojos se negaban. Mirando a Vargas Llosa y su decadencia, se me cae el alma al suelo; me planteo si sirve tanto esfuerzo para acabar haciendo el ridículo.
He leído algo de El guardián entre el centeno, de J. D. Salinger, y la prosa fluye como un manantial de lava, silenciosa e hirviente. Pero a mi me exige un gran esfuerzo mantenerme siempre como narrador en primera persona, salvo en lo que atañe a mi diario. El resto, me siento incapaz de darle ese enfoque.
Repaso El Camino, del maestro Miguel Delibes, guía a seguir, a ver si logro atrapar a ese otro narrador.
Sin embargo, releo a uno de los grandes. Gabriel García Márquez. Vivir para contarla, esta escrita en primera persona ¿Habría otra posibilidad tratándose de sus memorias?
Cuando se permanece en las tinieblas, todo se ve de color de rosa. Cuando estas comienzan a clarear, se hace la oscuridad.
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