Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

lunes, 2 de enero de 2017

EL PAVO GLU GLU


Glu glu andaba muy mosqueado últimamente. Le trataban a cuerpo de rey. Comida, la mejor y toda la que quería. Hasta vino le ponían pero claro, como no estaba acostumbrado pues la verdad, no le tiraba mucho. Aunque de vez en cuando, le obligaban a echarse un traguito a pesar de que a el no le gustaba. «Para que te haga la digestión» decían. Tanta amabilidad le tenía escamado. Preguntó a madre por su padre y esta le confesó que también le extraño mucho que el año pasado por estas fechas, le ocurriera lo mismo y un día desapareció. Así que cuando vio que comenzaban a engalanar calles, árboles y portales, decidió volar de tejado en tejado hasta llegar a lo alto de la torre. «Glu glu, baja de ahí» le decían una y otra vez. «Ni hablar, no pienso hacerlo hasta que pase la Navidad».