Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

jueves, 5 de enero de 2017

A LOS REYES MAJOS

Puede que esta misiva no llegue a vuestras manos y con mayor probabilidad, no os dejen cruzar las fronteras proviniendo de Oriente ya que os confundirán con refugiados.

No es gran cosa lo que tengo que deciros, nos conocemos de hace años y sabemos qué opinamos unos de otros. En realidad no quiero pediros nada. Como nunca, que yo sepa y mira que estoy cerca, me habéis regalado nada, tampoco tengo nada que agradeceros. Puede que sin darme cuenta me hayáis ayudado en algo pero ha debido ser tan leve el apoyo, que ni me he enterado.

Podría pediros una muñeca hinchable, pero estoy tan gafado que o se largaría con el primero que pasara o vendría ya pinchada de fábrica; bien pensado ¿para qué? Nunca he sabido conservar o ganar una novia así que ahora, cuando ya me falla todo como a las escopetas de feria, mejor dejarse de aventuras. Hasta el agua se me escapa de vez en cuando por el carter y eso si que son palabras mayores aunque a veces no se si es agua o aceite; el tubo escape, peor cada día, suena a destiempo y cuando más inoportuno es.

De trabajo ni hablamos; ya se me han ido las ganas y lo primero que hago cundo me levanto a las mañanas, es sentarme a descansar. Aunque os diré que estoy muy preocupado con los chorizos que nos gobiernan; se han pulido en cuatro años todo el dinero de la bolsa de las pensiones, más de 60.000 MM de € y para el año que viene solo nos queda para pagar la primera extra y hasta la pensión mensual peligra. ¿No podríais hacer un esfuerzo y el día 6 llevaros a toda la banda de delincuentes? Es una ignominia la gentuza esta que han arrasado la dignidad de este país. Por cierto de paso, ¿nos podíais librar también de los Mormones? Con el dinero que nos cuestan -unos y otros-  de nuestros impuestos, arreglaríamos algo el problema de la dependencia de los mayores.

Y ya de paso, llevaros a todos los corruptos, corruptores y corrompidos; que no quede ni uno. Por último, y si os queda tiempo y tenéis algo de influencia ¿podríais, aunque fuera haciendo algo de trampa, influir para que me premien algún relato de esos que tengo por ahí pidiendo amor? Ya sabéis que no es por dinero a pesar de que a nadie le amarga un dulce, sino por envanecer un poco a mi amor propio y que la gente que me rodea, aunque no me den incienso, mirra tu por donde igual (me) apreciaban  alguna cosilla de oro comprada con el premio. Aunque sea modesto, como yo, os lo tendría en cuenta.

PD._ En la galería habrá una botella de cava, turrón, polvorones y almendras garrapiñadas y como la puerta de la galería está abierta, en el botellero del comedor hay licores varios. Y si tenéis hambre, en la cocina hay un jamón, que el Camino es muy traidor y el regreso será largo.