"En la carpintería de Nazaret,
José, el maestro carpintero, le pide al niño aprendiz que recoja las virutas del
suelo. Pero hay un ratoncillo en un rincón que mira respetuosamente al rapaz y
le dice: «Déjame algunas virutillas para poder hacer un lecho donde abrigar a
mis hijos que están a punto de nacer». Y el Niño le convierte un puñado de
virutillas en queso gruyere y requesón. «Pero no se lo digas a nadie ¿eh?»."