No participar en concursos
Era la
primera ocasión que visitaba Barcelona. En la anterior no salió de la estación
del ferrocarril, camino de un pueblo de la Costa Brava. Lo hacía como se hacen
la mayoría de las cosas, siguiendo el instinto. Para él, aquello podía resultar
una odisea sin resultados preestablecidos. Sabía por qué se encontraba allí y
que debía hallar un modus vivendi pues no olvidaba que Barçelona es bona, si la
bolsa sona. Debía buscar una pensión asequible a sus fondos para tener un lugar
donde pasar la noche, más adelante se centraría en algo más concreto. En los
aledaños de la estación de Francia las había sin grandes pretensiones pues eran
eso, de paso. Incluso con aglomeración de camas tipo cuartel, que los
hosteleros aprovechaban en demasía el espacio; y los clientes, pues también
eran eso, de paso y sin pretensiones.