Aunque
sabía que nunca sería Estrella que iluminara su portal, volvía al pueblo con la
esperanza de verla. Desesperado, bajo una copiosa nevada que no cesaba de caer,
vagó sin rumbo intentando serenar su recuerdo; sorbiéndose las cálidas lágrimas
que sin cesar fluían de sus ojos mezcladas con los copos de nieve que
suavemente enfriaban su mejilla. Escribió su nombre en la nieve al tiempo que
clamaba al cielo, ¿porqué?