Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

domingo, 5 de febrero de 2017

AL ABRIGO DE UNA BUENA ESTUFA

En aquel momento, parecía una buena idea.

Son los doce de la mañana, nieva copiosamente en la tierra alta de la Ibérica turolense. La nevada que ya ha cubierto de blanco el entorno de los 900 metros de altitud para arriba, pronto obligará a poner cadenas a los coches que se aventuren a circular por las carreteras. Alguno, se quedará en el camino; menos mal que el móvil podrá sacar del atolladero a los arriesgados o irresponsables conductores.