Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

domingo, 12 de febrero de 2017

JUGUETES ROTOS

No participar en concursos


Era como una niña, arrinconada y falta de estímulos para seguir adelante. Se veía sola y echaba de menos al juguete que, con su falta de tacto y su exceso de irresponsabilidad, había destrozado. Lloraba su deterioro pero no su culpa. No había sido educada para ello o no habían sabido marcarle los límites a sus deseos que las más de las veces eran caprichos. No había madurado y así, cada vez que el juguete volvía a sus manos, indefectiblemente lo volvía a despedazar.