FIDELIDAD
Condujo su coche por las estrechas
"carreteras" del Delta como un sonámbulo, sin percatarse de las
sonoras pitadas que le dedicaban los conductores de los coches que circulaban
en sentido opuesto al cruzarse con él. Más de uno no solo le dedicó su
prolongada y acústica protesta, también hizo mención a todo su árbol
genealógico -incluyendo a algún hipotético viajero-, cuando se vio sin remisión
abocado a caer en los arrozales que bordean el camino. Parecía que al coche le
marcaba la ruta un inseguro y loco piloto automático, ignorante de cuantos vehículos
le venían en sentido opuesto.