Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

domingo, 21 de mayo de 2017

GRETA

Hoy la he visto y acariciado. Está en los huesos. Fue la primera que tuve en mis manos y su temblor me hizo rechazarla. Me quiero engañar y no denominarlo así, por mala conciencia, pero esa es la verdad. Es un tercio el tamaño de Laika y las costillas y la columna vertebral se palpan con una nitidez que asusta. Me acongoja su recuerdo y mis ojos se humedecen. Sé que no sería posible, pero si pudiera, la traería conmigo para resarcirla de los cuidados que sin duda no ha recibido. Puede que tenga a Laika mal criada, pero a la vista de como está su hermana, no me arrepiento en absoluto de tenerla mal criada y bien alimentada.