Érase
una vez en el parque de atracciones había un niño y una niña y los dos estaban
muy contentos de estar allí.
Después
de montarse en muchas atracciones al niño que se llamaba Nicolás, se le ocurrió
que podían visitar la casa del terror. Después de unos minutos una bruja
apareció, les montó en su escoba, traspasaron la Luna y les llevo al país de la
imaginación (que todo lo que imaginabas se hacía realidad). Los dos se
imaginaron un helado de chocolate bien grande y se lo comieron. La niña imaginó
un sol gigante pero ¡Ahhhh! quemaba mucho.