Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

viernes, 28 de diciembre de 2018

AMNIOSTIA2


En el Más Allá, hace tiempo se originó una disputa entre san Pedro y Lucifer. Evidentemente, el primero no podía admitir a según qué desalmados llamaran a su puerta, por lo cual indefectiblemente eran desviados a los dominios del segundo. Los demonios recibían, por razones obvias, con entusiasmo a las personas y personajes de vida alegre y libertina. Pero ya estaban hasta los cuernos de recibir a pederastas, maltratadores, tiranos y genocidas de toda índole y calaña.
La gota que colmó el vaso de sus tragaderas, la proporcionaron los hipócritas que a salvo en sus torres de marfil, no les importaba que millones de seres humanos acabaran en la indigencia y la hambruna y que al intentar mejorar su situación y la de sus familias, acabaran siendo pasto de los peces en el fondo de cualquier mar; masacrados en cualquier frontera a tiro limpio o negándoles la más mínima asistencia para paliar su indigencia.
De ahí que hayan establecido un pacto entre el cielo y el infierno: ¿Dónde quedan aquellos que acumulan crímenes sin cuento? Antes le llamaban Purgatorio, ahora los mantienen con vida en la Tierra. Hay mucho irresponsable, incluso en el Más Allá.

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