En la sociedad civil la moda va en aumento pero es entre los A.C.A.B. donde más abundan. Esos fulanos con aspiraciones de macarra de discoteca y gafas opacas, intentan esconder su identidad tras esa máscara y sobre todo, tras la ley mordaza. Chulos, prepotentes, autoritarios y la mayoría de las veces, incultos.
Luego están los seguratas con ínfulas de perros guardianes, emulando todo lo malo de los anteriores. He de reconocer que cada vez me caen peor a pesar de tener un cuñao pelao como una bola de billar, que nada tiene que ver con los anteriores especímenes.
Para terminar de redondear el retrato, la zorra plateá, vecina en mi palacio de invierno, después de pulirse al marido se ha buscado un pelao con el que convive junto a sus dos hijos, de ella. Esta pájara ha conseguido aborrecer a los otros vecinos que han abandonado la casa; mal bicho donde los haya, deja su coche de forma que obliga al querido a aparcar delante de mi puerta dejándome el espacio justo para salir del garaje. Ella es una hidpu, él, si no lo es ya, acabará siéndolo, todo ello sumado a su falta de pelambre, lo ha puesto en el disparadero.
¿El marido? Este verano lo vi con otra. La verdad es que tuvimos mala suerte al sufrir a semejantes vecinos.

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