Casi de madrugada, cuando
todavía estaban poniendo las aceras, encaminé mis pasos hacia el hospital; iban
a realizarme una hernioplastia inguinal en la CMA del Royo Villanova. A mi
lado, en preparatorio, un abuelete de luengas barbas blancas esperaba con los
goteros ya funcionando. Al momento lo llevaron y a mí detrás. Al pasar por un
ventanal, vi asombrado como un trineo levitaba a la altura del mismo. Lo
achaqué a algún delirio fruto del mejunje goteril aplicado a mi vena. Tumbado
en la mesa de operaciones, me informan que me van a dormir, no anestesia
epidural como previamente me habían explicado. Mascarilla en la cara y antes de
que puedan reaccionar me escapo y por la ventana me lanzo en plancha sobre el
trineo.