Esta Navidad,
ha sido larguísima. La empezamos el año pasado y todavía sigue en otro año
nuevo. Y muy entretenida. Todavía no nos habían dado las vacaciones cuando
dediqué un relato de Navidad a mi amigo el ratón Agapito. Se lo merecía porque
hemos pasado juntos ratos muy agradables, cuando me hacía confidencias en el
bodego de casa. Mi madre me encerraba en él, en castigo por ir al esbarizaculos
en el hielo de la rambla.