Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

martes, 13 de marzo de 2018

DIARIO DE UN GLÓBULO, ROJO

Esta tarde, tras un rato de descanso, he acometido la difícil tarea de seguir el culebrón que por circunstancias ajenas a mi voluntad llevo tiempo visionando (joder que palabro). Me he piscoanalizado llegando a la conclusión de que su seguimiento es producto de la imposibilidad de huir de él. Nadie me obliga a verlo, pero si no lo hago, ¿cómo diantres (coño) voy a quemar esa hora de reloj y tarde?