Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

lunes, 9 de abril de 2018

AGRADECIMIENTO

Este es el comentario, sin duda benevolente, que mi amigo Don Kendall ha dejado en la web de amazon donde se expone mi libro. Muchas gracias



Me gusta el modo desenfadado de este autor para contar sus historias. De algún modo logra convertirlas en Historia con mayúscula, de una zona de España no muy conocida. Su forma de contar los relatos con la fantasí­a de una infancia recuperada, hace que el lector se entregue a la lectura y disfrute de esta zona de Teruel. Ya el comienzo se sitúa en el cerro de San Ginés, en el que hay una ermita en la que el atrio pertenece al municipio de Rodenas y el cuerpo al de Peracense. Los juegos de palabras, retruécanos y una sintaxis muy especial en ocasiones contribuyen a que a medida que va leyendo el lector se sienta cada vez más integrado con esos personajes que vuelven a cobrar vida invocados por Juanito, Pepeluí­, Chusma y el ratón Agapito. Recomendable para soñar un poco con tiempos de una infancia recobrada y reconstruida.