Hoy ha comenzado el día tronando y lloviendo. Ya durante la noche he sentido la lluvia caer sobre la claraboya del tejado. Si hay algo placentero y que me retrotrae a los años de mi niñez y juventud, es ver y oír caer la lluvia suave y constante sobre la techumbre. Aquellos días en que todo parecía detenerse. Los pobres gorriones, medio calados, buscaban refugio en la bardera o huecos de las canaleras en los tejados y si había suerte, en los corrales o parideras donde hubiera , además, algo para alimentarse. Las ovejas y las cabras, en el aprisco, a resguardo del temporal.