Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

domingo, 3 de junio de 2018

LA LLUVIA

Hoy ha comenzado el día tronando y lloviendo. Ya durante la noche he sentido la lluvia caer sobre la claraboya del tejado. Si hay algo placentero y que me retrotrae a los años de mi niñez y juventud, es ver y oír caer la lluvia suave y constante sobre la techumbre. Aquellos días en que todo parecía detenerse. Los pobres gorriones, medio calados, buscaban refugio en la bardera o huecos de las canaleras en los tejados y si había suerte, en los corrales o parideras donde hubiera , además, algo para alimentarse. Las ovejas y las cabras, en el aprisco, a resguardo del temporal.

UN HOMBRE AFORTUNADO


Llevaba un hacha en la mano cuando tomó posesión del nidal. Más de uno, sintió un nudo en el garganchón porque los testículos se le pusieron de corbata. Lo vio como a un Júpiter tronante, vengativo y terminator.