Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

sábado, 25 de agosto de 2018

25 DE AGOSTO

Cuantos recuerdos se acumulan en este día. Cuantos pensamientos que sin cesar van y vienen sin que pueda evitarlo. Tan pronto estoy en el alto del cerro haciendo compañía a quienes me precedieron y a los que en persona han querido, podido o tenido la suerte de asistir, como aquí en soledad conmigo mismo, recreándome en esos momentos que a la vez suelen ser dolorosos.

El comienzo de mi libro "Y TIEMPO PARA CONTARLA" se realiza allí, en compañía de los presentes y los ausentes. Hoy, desfilan todos en una recreación imperecedera de esos tiempos que fueron y no volverán. Sueños imposibles producto de mis delirios.

No debería escribir en momentos que no controlo los sentimientos, se me entiende todo y solo sirve de desahogo. ¿A quién le importa? Las estrellas nunca las alcanzarás.



Unos valientes que nos trasladan al pasado