Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

miércoles, 5 de septiembre de 2018

IN MEMORIAN

Pedro Manuel, amigo y compañero, que el tránsito te haya sido leve. Descansa en paz.

No te recuerdo como un guerrillero rastreador. Más bien un poco apocado o tímido, aunque también tenías tu mala leche llegado el caso. De ahí que te bautizáramos como el Mosca que de ven en cuando añadíamos "muerta". Cosas de críos que a pesar de serlo, no dejábamos de ser unos cabrones. ¿Estabas la noche que robamos la merienda a las mozas? Aunque tal hazaña no tuviera nada que ver con el resultado, todas eligieron pareja ajena a aquella afrenta.
Sí te recuerdo cuando junto con Manolo, también partido hace años, logramos que el entonces alcalde, Juan José, con el inestimable apoyo de su mujer y su suegra, se hiciera cargo de los honorarios de los músicos para las fiestas de san Blas. Y nosotros tres, de la manutención y alojamiento. Aquellas fueron las últimas fiestas de las tradicionales. Luego nuestras vidas han seguido caminos diferentes; tu mujer muy enferma siempre y tú también precozmente jubilado y ahora prematuramente fallecido. Mi más emocionado recuerdo, amigo.

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Políticos ladrones, sinvergüenzas, delincuentes... Y el emérito a la cabeza.