En el otoño, se caen
las hojas de los árboles. Acortan los días y se vuelven más frescos. Nos
cambian la hora. Las cumbres de las montañas se visten de blanco. Las laderas
se tiñen de colorines creando un mosaico de belleza sin igual. Setas de cardo,
de árbol, rebollones, boletus, trompetillas de los muertos… y más que como dijo
alguien, “todas se pueden comer, pero algunas, solo una vez”. Y la cosecha
trufera, estas en simbiosis con el chaparro trufero. Azafrán, con sus
interminables días de recogida y esbrine. Vendimia, las viñas ofrecen el fruto
que han elaborado durante el verano. Y frutas, con los ricos melocotones a la
cabeza aunque otras variedades nos han estado deleitando en verano. Mandarinas,
abriendo camina a la cosecha de naranjas que se mantendrán durante todo el
invierno. Castañas, nueces y los higos que se repartirán en el aguinaldo. Y LAS GOTAS FRÍAS, que arrasan allá donde caen. Este año han sido
nefastas. Y la recogida de la aceitunas para en las almazaras "fabricar" el aceite....