Eso debió pensar la gusana después de las elecciones ¡He ganado! ¡He ganado! Repetía histérica como histórica fue su derrota. Pasará a los anales de la historia como tras tres convocatorias electorales, dilapidó el respaldo que le legaron Achilipú Chaves y el pitufo Gruñón. Meteduras de pata continuadas la han condenado a su estado natural. El ostracismo.