Literautas
Desde
que Monterroso, al abrir los ojos, descubrió al dinosaurio, a los espontáneos nos
lo puso muy difícil; no porque carezcamos de más astucia o ingenio que el
citado señor, sino porque la fama es la fama y no vende quien quiere sino quien
puede. EMDO. Estos días asimilé una frase sobre una persona que no callaba ni
bajo el agua: «Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para
callarse». Pero la que más me ha gustado, aprendida en propia piel, es: «Quien
da pan a perro ajeno, pierde pan y pierde perro». A cascala a Luco.
Enviado para el libro recopilatorio de 2019
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