Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

martes, 1 de octubre de 2019

BONOBAS

He leído un artículo en un periódico digital, no leo periódicos de papel, en el cual explican el comportamiento sexual de las bonobas entre sí, o sea que podríamos considerarlas lesbianas a tiempo parcial, pues no renuncian a los machos bonobos.


Dice el mencionado panfleto, vídeo ilustrativo incluido, que lo hacen para mantener a raya ¿? a los machos. Claro que, de esta forma, no será difícil encontrar la imagen opuesta, esto es, los machos practicando sexo entre sí y ya sabemos las formas de hacerlo.

Joder, acabo de tomarme tres chupitos de orujo y a ver si consigo, medio drogado, hablar de lo que he pretendido hacer en anteriores entradas. El sexo y los sentimientos entre hombre y mujer desde mi limitadísima experiencia en el asunto.

Sinceramente, no comprendo que incita a la mujer a la práctica sexual. Abstenerse de darme lecciones sobre el asunto, que deploraría. (Sí tengo claro qué me guiaba en mis años de merecer y disfrutar de tales aficiones) Tienen que sufrir dolor en la desfloración, cuando son obligadas a practicar sexo sin desearlo y sobre todo, cuando embarazadas, sin remedio tienen que dar a luz.

“Darás a luz con dolor” Sin embargo, y no hace falta recurrir al mentiroso cine, en ocasiones hemos visto, e incluso padecido, el ardor amoroso de alguna de ellas.

Hoy, cuando mis deseos sexuales son una entelequia del pasado, sin embargo surgen con fuerza esas aberraciones del subconsciente y el consciente unidos para joderme la vida sin misericordia. Y puestos a confesiones amparadas en el orujo y de las cuales no soy responsable, señor juez, diré que a la mujer que más ha amado mi traicionero subconsciente, ha sido la que menos ha deseado mi inútil consciente. JAMÁS he conseguido masturbarme (o sea, hacerme una pajilla) con su recuerdo. La he llorado de una forma inmerecida e innecesaria pero JAMÁS, ha pasado por mí una escena sexual entre ambos. He sufrido crisis existenciales en las cuales he estado a punto de echar a rodar todo el andamiaje, pero JAMÁS ocurrió eso, las pajillas, incluso cuando éramos jóvenes, ya no te digo ahora, pieles dando cobijo a sacos de huesos.

Me resulta difícil entender que haya mujeres que se prefieran entre sí, como las bonobas. Renunciando ¿? a los hombres. También al contrario. Puedo entender que puntualmente ambos hagan alguna exploración en su propio campo pero no que nieguen el contacto con el contrario. Así vamos camino de la extinción. Aunque eso a mí, debe traérmela al pairo o floja. No cultivaré más huertos ajenos aunque al contemplar las hermosas hortalizas ajenas, mi mente, que no la herramienta que hace tiempo solo se despierta a destiempo y a deshora, ni se inmuta, despierte. Ayer a mi santa, una sobrina suya hija de un primo hermano, le presentó a su “novia”. La cara que se le puso, debió ser un poema. Pero no viene sola, la hija de otro primo hermano, también tiene novia. A esta marcha, nos extinguimos, aunque como dije antes, eso a mí ya me trae sin cuidado. Y aunque no tenga que ver, las dos son universitarias, manda huevos o sea cojones. Yo, eso de darme pinturetes en la cara, como que no y mucho menos un tío follándome “sin mi consentimiento”. Y dudo mucho que, a estas alturas, lo sea con él.

Quizá otro día continuamos. Cuando haya pasado el efecto del orujo..


Y si suena, sueña

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