Ciertamente,
desde que me da por escribir aventis, la lectura de los escritos ajenos ha
dejado de gustarme; los veo como enemigos inalcanzables y eso, no está bien.
Aunque ahora mi participación en concursos y saraos de distinto pelaje, ha
disminuido notablemente, no dejo de caer en la tentación de vez en cuando a
pesar de mi propósito de enmienda varias veces repetido e incumplido.