Daniel el Mochuelo, se resiste a abandonar
la vida comunitaria de la pequeña villa para integrarse en el rebaño de la gran
ciudad. Aunque no sea consciente de ello, en el fondo teme que va a perder su
personalidad, que ésta va a quedar secuestrada en el anonimato de la masa
ciudadana. Intuye que el vuelco que va a sufrir su existencia, ocultará todo
cuanto hasta ese momento había constituido el bagaje de su día a día y su
memoria.