Reconozco que tienen un don del cual carezco: imaginación
para urdir tramas, en su mayoría, de maldad. Ya escribí en mi blog que los
escritores eran unos asesinos en potencia. (Copio la entrada y así tengo que
discurrir menos). Todos lo somos, pero ellos lo son con premeditación,
alevosía, nocturnidad y desprecio de sexo. Y viendo muchas películas y series
de TV, uno se da cuenta que son una fuente inagotable de enseñanzas para
quienes deciden llevarlas a cabo en la realidad.
Ya tenía escrita mi participación –he dejado de escribir
chorradas y solo me mueve el reto de cada mes, aunque un día sí y otro también
pierda los impulsos de hacerlo- y he decidido cambiarlo. Me he conectado a
Netflix, previo pago pues tiene un candado con siete llaves, por razones que ni
yo mismo sabría explicar, y estoy viendo una serie –norteamericana por
supuesto- que se llama “Sucesor designado”, protagonizada por un actor que me
gusta: Kiefer Sutherland. Él sin duda fue la llama que prendió la mecha.
Uztedes vuzotros, que diría la inmortal Lola Flores, la
mayoría viven en América por lo cual desconozco si lo que vemos aquí, o
viceversa, está disponible en ambas orillas.
Esta serie me enganchó desde el primer momento y me ratificó
en mi opinión sobre los guionistas/escritores: comienza con la voladura del
Capitolio en Washington, y muere todo el gobierno y los congresistas y
senadores. Solo queda uno, Secretario de la Vivienda, que había sido despedido
esa mañana por el Presidente y previamente designado sucesor. No voy a hacer un
spoiler como creo le llaman ahora, pero sí que os diré que hasta el episodio 20
se mantiene el suspense. Luego, en una nueva temporada, la trama se desliza por
nuevas iniquidades aflorando nuevos personajes y escenas.
A mí ya no me entretiene como antes, por lo que seguramente
dejaré de verla como me ocurrió con La Casa de Papel, serie autóctona. En esta
el guión flaquea pues presenta situaciones parecidas a lo que nos ocurría
cuando de críos escuchabas en la radio cantar a Joselito en una emisora y
moviendo el dial lo percibías en otra a miles de kms. de distancia. ¿Cómo puede
estar en Zaragoza y Madrid al mismo tiempo? Cándida ignorancia.
The Crown, con personajes
históricos, relata los avatares de la corona inglesa tras declinar la estrella
de Eduardo VIII. La he visto completa
No hay comentarios:
Publicar un comentario