La construcción del universo y la generación de la vida en todas sus vertientes, se basó en el asesinato, en la muerte. Empezando por las propias galaxias y estrellas que devoran unas a otras generando cataclismos siderales.
Ciñéndonos a este planeta que nos ha tocado en suerte habitar, no es más que un ejemplo de lo que en otros sistemas solares y sus planetas ha ocurrido, ocurre y ocurrirá. La autodestrucción de la vida por fagocitación entre especies. Todos los seres vivos, están condenados a morir a manos de sus enemigos que los emplean para subsistir a su vez, o sea a morir a manos o boca de otros. Todos.
Desde los microbios más insignificantes, o virus o bacterias, como les llamen, que invaden a otros seres vivos para su desarrollo, no teniendo en cuenta que la muerte del ser invadido significará a su vez la suya. Nos está invadiendo al ser humano esa sed asesina de otras especies, principalmente de esos virus desconocidos. Simplemente nos matan porque carecemos de las armas para combatirlos, y porque nadie les ha introducido en sus genes la secuencia de que si matan, morirán a su vez con la muerte del ser invadido. Que yo sepa, solo las abejas mueren víctimas de sus ataques que, oh paradoja, siempre son en legítima defensa.
Pero el ser humano también practica esa acción asesina. Mata sin piedad para alimentarse -o entre sí- a millones de seres diariamente. Pero esa cadena destructiva se da entre todas las especies de animales carnívoros u omnívoros. Solo los vegetales, y puede que esté equivocado respecto a algunas especies, no devoran a sus semejantes, son devoradas.
¿Tan difícil hubiera resultado morir, en general, por obsolescencia?
2 comentarios:
Muy cierto, Amilcar, ¿Para qué crear algo vivo que le mueva la muerte?
Me ha gustado mucho el blog. Me daré una vuelta.
Un abrazo
Gracias amigo por tu visita y comentario. salu2
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