Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

domingo, 23 de febrero de 2020

SUEÑOS REDIVIVOS

Ayer rescaté del sueño de los justos una fotografía tomada hace 40 años en la cual aparecen mis abuelos, mi madre, mi mujer y mis hijas. Una profunda melancolía me invade. La he puesto como fondo de escritorio, con lo cual se ve muy amplificada y a mi madre no la reconozco. En cambio a mis hijas, las tengo grabadas en el alma y no se me despistan. Pero viendo a mi mujer, la veo tan joven y tan bonita, que volvería a enamorarme de ella. Y eso que ya habían pasado nueve años o más desde que la conocí. Y cómo cambiamos las personas; decir incluido yo es una falacia, yo más que nadie. Me he convertido en un viejo cagón, gracia que debo a la EM, y la santa en una magdalena que siempre está quejándose porque le duele todo, en primer lugar la fractura de tibia y peroné que sufrió al caerse de una banqueta cuando trabajaba con una cortina.

¡¡Pero qué bonita era!! Espero que el ladrón de sueños, me la devuelva tal cual fue; sin dudar la amaría hasta perder el sentido. Ahora me doy cuenta de que lo que el tiempo desdibuja y los sentimientos ocultan, las viejas fotos nos recuerdan aquello que fuimos, amamos u olvidamos. Bla,bla,bla...