Estamos en días de gran zozobra. Y ello nos arrastra por la vertiginosa senda que puede conducirnos a la caída libre. La Humanidad empieza en las puntas de los dedos del pie y acaba en el último pelo de la coronilla. Así de crudo. Luego podemos albergar sentimientos diversos, pero llevados al extremo, solo un ánimo sereno será capaz de discernir entre la eclosión de emociones encontradas.