Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

sábado, 3 de octubre de 2020

DESPISTES ONÍRICOS

 Me gustaría tener a mano a alguien que supiera interpretar los sueños del mismo modo que el faraón tuvo a José. La mayoría de las veces son absurdos y algunas, inconfesables. ¿El cerebro elucubra con aspectos y actitudes que despiertos no nos atrevemos a reconocer a nosotros mismos?