Esta tarde desde la Vuelta a España cuya etapa final se disputaba en Madrid, los helicópteros nos han brindado una vistas fantásticas de la capital de la Nación. Incluso nos han mostrado el despegue de un avión saudí. Panorámicas fantásticas, de edificios antiguos y rascacielos supermodernos. Las torres inclinadas de Plaza de Castilla, desconocida desde cuando yo la pisé, y otras altísimas que no se como las llaman.
No me emociona en absoluto ni su recuerdo ni la situación actual, todo lo contrario. Solo tengo malos recuerdos y el último, lo mal que lo pasé al volver de Galicia con el trasbordo entre la estación de Chamartín y la de Puerta de Atocha. Solo lo salva la actuación del viajero que actuó como verdadero Ángel de la Guarda. A la ciudad de Madrid no le debo nada, ella a mí, sí.
Con total seguridad que no nos volveremos a ver.