Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

jueves, 10 de diciembre de 2020

POBRES VIEJOS. POBRES BISABUELOS

Esta mañana, tras dos meses de clausura, hemos podido hacer una visita de media hora, mamparas mediante, a la madre de la santa. Esta ha salido descorazonada. Está hospedada en una residencia para ancianos.

Desde octubre que cerraron la cancela, lo único que sabemos -y no por la residencia- es que ha habido muertes y contagios, desconociendo cuántas y cuántos. Se salvaron en la primera ola pero la segunda no la soportaron. Con ciento un años, se contagió asintomática. Sorda y falta de vista, se queja de que no les informan de nada, que nadie les dice nada. Se ve desmejorada y desaliñada. Solo nos queda y le queda, la impotencia y esperar a que un día no salga el sol o se ponga antes de hora.

Hoy el periódico dice que en la primera hola murieron más de 50.000 personas por el coronavirus. Mentira, murieron muchas más. Van más de 70.000 fallecidos.

Pobres abuelos. Pobres de nosotros.