Acabo de leer en escritores.org, la convocatoria de un concurso literario cuyo lema debe ser “horizonte republicano”. Manda huevos con la apelación, porque este deseo no está ni se le espera. Porque vamos a ver ¿Cuáles son los valores republicanos? No será porque los españoles los hayamos vivido y ejercido. Para ello, se necesita una democracia plena aceptada por todos y esto, se ha demostrado imposible en esta nación sobre todo porque la democracia y no digamos la república, como forma de gobierno, tiene enemigos irreconciliables y muy poderosos como ya se demostró en los intentos por instaurarla.
Como mucho, se convierten en caballos de Troya con el fin de
derribarla y purgar a sus adeptos. Nos faltó en su momento una revolución,
guillotina incluida, para disfrutar plenamente de esos sueños. Teorizar con
textos y vivencias ajenas al convivir patrio, pues que quieren que les diga; la
experiencia, mejor inexperiencia, sobre el tema, nos puede conducir a realizar
un viaje a ninguna parte. Como antes, como siempre.
Miren, voy a empezar por el final: si yo tuviera que elegir un
presidente de la república con los mimbres actuales o caducados, que en el
panorama político presente existen en este país, no elegiría a ninguno. Nunca
hemos tenido una clase política tan descastada como la actual. Y el problema
es, que tal y como nos está enseñando la realidad de los tiempos pretéritos,
estos no fueron mejores. Corrupción, corrupción y más corrupción.
A pesar de que no es mi deseo personalizar en nadie en concreto de los
pasados dirigentes patrios, no hay más remedio que distinguir y señalarlos como
ejemplo para discernir el motivo por el cual no hubieran sido dignos jefes de
estado, Presidentes de la República.
Si nos ceñimos al segundo, en realidad tercero, jefe del gobierno de la
actual democracia española, creo que no hubiera sido un buen presidente de la
república porque como presidente del gobierno no lo fue para la mayoría de los
españoles. Nos engañó y traicionó, desmanteló la industria siderúrgica y naval;
no mencionaré otros asuntos más escabrosos ni las puertas giratorias que ha
traspasado; el tiempo ha demostrado que no trabajó para todos los ciudadanos y
para más inri, fue y es, el mayor defensor de la monarquía patria, coautor por
asentimiento, de un golpe de estado frustrado. Sociolisto descamisao en sus
comienzos, hoy muchimillonario. Por consiguiente ¿Cómo vamos a añorar un
presidente de la república con estos antecedentes?
El sucesor, mejor hubiera sido no haberlo conocido. Nos arrastró, como
país, a una guerra injusta en la cual no se nos había perdido nada; con engaños,
como debía ser. Tan servil e inútil, que volvió de USA vanagloriándose de haber
puesto sus patas encima de la mesa del presidente de la, esta sí aunque cada
vez menos, república e imitando un hablar tan ridículo que daba vergüenza ajena
escucharlo. ¡Ojalá hubiera sido esta la única nómina que hubiera debido pagar
el pueblo español! El día once de marzo, nos cobraron los intereses en la
estación de Atocha de Madrid.
Según hemos conocido en estos últimos años, con él se instauró una etapa
de corrupción difícilmente superable y a todas luces, intolerable. Este
currículo, todavía lo hace más inservible.
¿Qué decir del siguiente? Negó, como san Pedro a su Maestro, tantas
veces la ausencia de una crisis que arrasó España, que da vergüenza a todos,
menos a él, reconocerlo. Posiblemente, algo hiciera bien al margen de
incrementar el paro hasta niveles inmorales. Quizá ha sido el más tonto y
decente.
El posterior, hizo bueno al anterior y mira que era difícil. El gallego
paramecio, lo llamaron en alguna columna periodística. Pero no era tonto, no
señor, solo era corrupto. Si el primero, en este escrito, destruyó el sistema
industrial español, este acabó con los obreros que habían quedado sanos.
Reformó el sistema laboral dando a los empresarios todos los poderes y prerrogativas,
estos destruyeron la base de la negociación colectiva y avasallaron con la
precariedad laboral.
Confabulado con los empresarios, abusó del BOE —él y sus acólitos— y de
los presupuestos en las obras públicas necesarias e innecesarias. Al mejor
estilo mexicano, instauraron las mordidas que pagamos religiosamente los
ciudadanos con nuestros impuestos. Su tesorero, se enriqueció de forma descarada
y la cúpula partidista, de la que él era presidente, se embolsó pingües
beneficios. De todo ello nos estamos enterando por los juicios a que están siendo
sometidos; a pesar de que las puñetas, están por o para jodernos a todos los
pardillos paganos.
No podemos sustraernos a la trayectoria del que ha sido durante cuarenta
años jefe del estado español. Todas las virtudes, y algunas más, que adornaban
a los personajes citados con anterioridad, le son propias. Los republicanos
puretas alegarán, con más razón que un santo, su origen fruto de una decisión
arbitraria y dictatorial de quien en ese momento mantenía a España bajo una
dictadura férrea y sin libertades (solo para los demás, ellos gozaban de las
máximas).
En el ámbito privado, ha sido un libertino —putero— por cuya entrepierna
han desafilado, pagadas a escote por todos, las figas más deseadas. Esa
cuestión a quien más le atañía era a su esposa, que ha tragado carros y
carretas. Quizá recordando lo que su familia vivió en Grecia, asumió aquella
famosa frase de “Lo que el viento se llevó”: “A Dios pongo por testigo, que
nunca más volveré a pasar hambre”.
Tampoco es cosa de ponerse estupendos en ese tema pues de raza le viene
la casta al galgo. Su antepasada, madre de su tatarabuelo, ya confesó que el
futuro rey no era hijo de su marido. Parece ser que corrió camas y pijas o aquí
te pillo aquí te mato, a raudales. Activemos un estúpido velo sobre este tema.
De lo inmediato que los españoles le tenemos que reprochar y pedir
cuentas, es sobre qué pasó el 23-F. Hasta el teniente coronel golpista dijo que
le gustaría que alguien le explicara qué había pasado. (Según su secretario del
momento, del rey, parece ser que en palacio estaban brindando con champán en
tanto Tejero mantenía secuestrado al Congreso). Todos los indicios apuntan a
que fue uno de los promotores del golpe de estado, aunque posteriormente nos
vendieran, siempre hemos estado vendidos, que fue nuestro salvador. Mentira
podrida. Incluso el señor X, Isidoro, estaba en el ajo e iba a ser nombrado
vicepresidente del gobierno. O tenían prisa por eliminar a Suárez, jefe de
gobierno a la sazón, o más todavía, sed de poder. De ahí la fobia, y el miedo,
del infrascrito a que la ley de secretos oficiales sea derogada.
Luego vendría lo de las comisiones, amparado por el silencio cómplice de
quienes tendrían que haberlo denunciado o al menos pararle los pies “en la
intimidad” ¿Cómo se puede ser tan miserable? Y el resto de la famiglia
¿viviendo de la sopa boba y sin enterarse? Definitivamente, esta familia es una
cuadrilla de desvergonzados que nos han tomado por tontos y con razón. Me viene
a la mente el relato del Lazarillo de Tormes, cuando unos vendimiadores les dan
un racimo de uvas: “Porqué me pega”, se lamenta el lazarillo ante el bofetón
que la regala el ciego. “Porque yo he cogido las uvas de dos en dos y tú no has
protestado”.
Sin duda, las almas republicanas deben erigir un monumento al emérito.
Con más razón, al exiliarse a Emiratos. Nadie ha hecho más por la república que
él, no deberían clamar para que no vuelva, todo lo contrario, debieran
nombrarle Presidente Honorario a perpetuidad y a gastos pagados.
¿Y qué me dicen del panorama actual? ¿Nombraríamos al actual jefe del
gobierno, presidente de la República Española? Conmigo que no cuenten. En este
momento, tenemos en política a la sarta de descastados más nutrida en
generaciones, también la más inútil. Antes que entregarle la república al
frayCastrado o a Sánchez —menudos botarates— que siga el preparao que peleará el puesto y algo habrá aprendido de su
padre. A putear no, que la periodista le corta los huevos, y a robar, llegado
el caso, esperemos que lo haga más discretamente.
Por último, ¿es legítimo defenderse con todas las armas al alcance de la
mano de quienes nos matan, subyugan, esclavizan y putean sin miramientos? Qué
cada cual elija su respuesta.
Y este sería mi relato. Irá a la papelera directamente si lo envío, pero
me he quedado a gusto. La verdad no tiene más que un camino, la diga Agamenón o
su porquero. Y si no me hace tilín la actual "democracia plena", que
es un eufemismo, ni la república independiente de mi casa, joder ¿cómo nos
gobernamos?
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