Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

viernes, 2 de abril de 2021

VIERNES SANTO.

No comprendo el sentido de llamar santo a todo cuanto tiene que ver con Cristo, ya sea la muerte y los objetos relacionados con ella. Semana santa ¡y una mierda! Una gran putada, eso es lo que fue; la tortura y muerte de un ser humano, de forma salvaje, azuzadas las masas por los mismos de siempre: los poderosos y los "sacerdotes". Nada que no conozcamos desde que el mundo es mundo, repetido en un bucle infernal hasta que el ser humano se autodestruya.

¿La cruz es santa? Curiosa forma, es como si los monárquicos franceses adoraran a la "santa guillotina". O los zares rusos apelaran al "santo pelotón de fusilamiento". O llamar "santo padre" al papa. Pues anda que no ha habido hijos de puta entre los papas. Asesinos, con queridas, hijos y putas a mansalva, ¡vaya gentuza! Sin duda que tambien habrá habido alguno "santo" pero a esos se los cargan los "santos cardenales" de la curia. El veneno era el arma preferida de los Borgia, por cierto oriundos de ¡España!, creo.

Pero otros recuerdos hacen recrear mi memoria en este día. Ninguno en especial a recordar, lo cual es una contradicción intolerable. Solo un potaje de garbanzos, fallido, estando en la mili. In illo témpore, mi vida transcurría en Valencia, chico para todo en casa del general jefe del sector aéreo de Valencia. La mujer del jefe le había dicho que tendríamos potaje de garbanzos para comer. Y tenían un invitado, general también.

Puse los garbanzos a remojo la noche anterior como mandan los cánones. Al otro día, a cocer en la olla exprés. Tras el tiempo prudencial de cocción, la abro y ¡estaban duros como piedras! Parte a la dueña. "No se han cocido" Los puse de nuevo al fuego y hasta tal punto pasados de tiempo, que se evaporó el agua y quemaron ¡¡sin cocer los hijos de su madre!! Hubo que rehacer el menú aprisa. Algún pescado en salsa holandesa, creo.

Pues viene esto a colación porque hoy también tengo potaje de garbanzos y espero no tener que tirarlos antes de tiempo. Por cierto que, a la hora de comer en casa del general, él, ilusionado preguntó:

-Carmina ¿no había potaje? 

La Carmina le dedicó una furibunda mirada y las estrellas del general de eclipsaron bajo la mesa.

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