Hay ha lucido un sol magnífico, quizá premonitorio del nuevo tiempo que se avecina. Los abuelos y la bisabuela, ya estamos vacunados con las dos dosis, caso de mi madre y con una los que le seguimos en edad. Por ello, mi hija nos ha invitado a todos a comer una paella en el jardín de casa, a pleno sol, y vaya si hemos disfrutado. Tanto, que hemos acabado bailando en un improvisado tablao. Tanta bulla hemos metido, que temíamos se presentaran los civiles, bien porque pasaban por allí o llamados por algún vecino. Ha acabado bien la fiesta; después de este año infernal, nos lo merecíamos.
Mis consuegros, padres de mi yerno, pasaron el virus asintomáticos, pero la primera dosis a él le causó más reacción que la enfermedad.
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