¿Qué hay de nuevo viej@s? Tras borrar un primer relato, sobre este he mantenido una pugna entre lo mando o no lo mando y en ello sigo.
Me viene a la memoria un monólogo del humorista Gila, cuando
en su actuación interpretaba una conversación con su mujer. Antes de llamarla,
nos contaba la de cosas que iba a reprocharle pues en su opinión lo merecía.
Una vez descolgado el teléfono al otro lado, Gila solo articulaba monosílabos:
“sí cariño, sí, sí, sí cariño, sí cariño”. O sea una bronca terrible la que él
recibió, dejándonos a los espectadores pasmados ante la realidad que nada tenía
que ver con la que con anterioridad, él trataba de presentarnos. (Esto viene a
cuento porque mi santa me acusa de contar más cosas de las que debiera). Sí
querida, lo que tú digas querida.
Últimamente me ocurren cosas muy raras, aunque tampoco es
cuestión de hacer un NO-DO con ellas y darle la razón. Eso sí, me llaman la atención
palabras que en mi argot significan palabros. Así tropecé con una rara, rara,
rara: Polidipsia ¿Mande? No hay
solución, debo recurrir al diccionario de Alatriste: Necesidad de beber con
frecuencia y abundantemente, que se presenta en algunos estados patológicos,
como la diabetes. ¡Ostras! Pues a la vista de las aglomeraciones que se están
dando en bares, terrazas, botellones, esta necesidad debe ser/es una
consecuencia más de las secuelas post pandemia covid-19. Eso salvando las
distancias con los verdaderamente enfermos de diabetes. Mi santa madre, bebe
agua exclusivamente para tomarse las pastillas para el azúcar; ni una gota más
de cualquier otro líquido, con o sin alcohol.
Polidipsia. Durante la noche me despierta un rumor como
de pequeño animal escarbando junto a mí. Estoy desnuda en el espacio cúbico de
un páramo, frente a una higuera plagada de higos maduros. El viento arrastra
olor a humedad subterránea. Siento sed. Es una sed de ceniza arañando en la
garganta. Mientras observo ávida los frutos de la higuera, en el centro de su
tronco se abre una boca. La higuera mueve sus ramas que se comban, arquean,
retuercen. Acerca sus higos a la boca y los engulle, uno a uno. Cuando los ha
devorado todos, sin relámpago ni cerilla, arde. La higuera se quema ante mis
ojos resecos. Partiéndose por la mitad, se desploma formando en el aire una
parábola de brasas. Del tronco anclado aún al suelo, surge una gota de savia.
Solo una gota. Al verla caer, poniéndome de rodillas, anhelante excavo con mis
manos en la tierra quemada del páramo. Escribidora: Tere Susmozas. (No os cebéis, ya sé que sería incapaz de enhebrar
esa aguja).
Ékleipsis
¿Cómo os ha quedado el cuerpo? ¡Vaya palabreja! Y es que leyendo a los que
saben, se aprende un montón. Bueno, yo me quedo in albis pues el libro de
Alatriste la desconoce. Mr. Google, dice algo en inglés, por lo que colijo en
un intento temerario, que esta
palabreja será anglosajona por la colonización de los usa, (sin ánimo de
ofender). Como rectificar es de necios pues los sabios no se equivocan, parece
ser que su origen es griego y deben emplearla, los escritores fetén, tanto para
definir un eclipse como una colección de relatos. ¡Madre cuánto enseñan y de
qué poco me sirve!
Hay otra que en su momento me llamó la atención y se las
trae: emascular. Solo de pensarlo me
quedo hecho polvo y dolorido, porque
tiene algo que ver, físicamente, con el significado que uno le asigna la
primera vez que la lee, pero es su antagonista.
He cerrado el blog y por ende no escribo en él; me cuesta
esfuerzo pergeñar estas líneas sin sustancia, ya lo sé, pero no doy para más.
¡Casi se me olvidan las palabrejas obligatorias! Habré de intercalarlas por ahí
al boleo pues de lo contrario el esfuerzo habrá sido baldío.
Y aprovechando que hoy es el día del Pilar, hago
referencia a un hecho que no deja de ser chocante: en Londres y los USA,
grandes bienhechores de la humanidad (y yo, Juana de Arco), denigran a
Cristóbal Colón, un iluminado de su tiempo que buscaba una ruta para ir a
Cipango. La Historia es la que es y será, por mucho que algunos deseen
reescribirla.
Como corolario de esta divagación diré aquello que es una
constatación consuetudinaria: En la
puertael hospital, cadauno habla de su mal.
Hace muchos años una palabra me llamó la atención y no la
he olvidado: sinalefa.
Alatriste: RAE
Participación en Café Literautas del mes de octubre
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