No he conocido a nadie que haya hecho tanto por sí mismo como este hombre. Como dirían los americanos, es un self made man. El último vástago de una familia bien nutrida, en número, creció un poco nómada pues su padre, trabajador del tren minero, para evitar los desplazamientos invernales desde el pueblo, se iba a vivir con la mujer al barrio minero de la estación en Las Minas de Ojos Negros. Allí iba a la escuela. El resto de hijos, mayores ya, quedaba en el pueblo un poco sálvese quien pueda. No eran labradores a pesar de tener tierras; poseían, que yo recuerde, la única vaca que había-hubo en el pueblo.