Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

miércoles, 28 de julio de 2021

TERROR ENTRE TUMBAS

 El otro día fui al cementerio a visitar a mis familiares difuntos y entre las lápidas que simulan un contenido inexistente, se veían camisas de culebras que daban más terror que las propias tumbas. Una especialmente, de más de metro y medio. Y de pensar que allí escondida estaba aquel horripilante reptil, se me ponía la carne de gallina, mucho más que el pensar que allí "moraba" un difunto. No me cabe duda que el ocupante, de haber podido, la habría echado de allí a tibiazo limpio.